domingo, 28 de febrero de 2010

El jardín de los lápices mordisqueados

Todos tenemos un montón de lápices moribundos, a los que sólo les queda una pequeña parte de su cuerpo original. A duras penas podemos ya utilizarlos y van quedando arrinconados al final de un oscuro cajón o escondidos en el fondo de un vaso que utilizamos para guardar bolígrafos, rotuladores, clips, plumas, etc.


Pero nos resistimos a tirarlos a la basura. Estamos a unidos a ellos a través de un fino lazo emocional, tejido durante las innumerables horas que hemos pasado junto a ellos, en la más completa intimidad.
¿Qué te parece si diseñamos un jardín de lápices a los que no se les puede sacar punta? 


No, no es una broma. Zeev Zohar ha diseñado un lápiz biodegradable que tiene una semilla en el extremo, y lo ha llamado “Seed of a pen”.



Me ha parecido una idea estupenda, realmente original y muy muy poética. Me imagino a un montón de niños llevando sus pequeños y multicolores lápices a la terraza del colegio, dónde se ha reservado un espacio para un pequeño jardín (que está rodeado por una verja de letras de madera). Al cabo de unos meses verían sus plantas crecer y convertirse en potenciales lápices que podrían utilizar de nuevo.



También podría construirse en un lugar apartado de la ciudad el 'Jardín de los viejos lápices', abierto a todos y con diferentes parterres temáticos. Los más románticos, por ejemplo, sólo llevarían los utilizados en cartas de amor nunca enviadas, y los plantarían en la zona de 'arbustos realmente desesperados' (con riego escaso).



Voy a pensar que voy escribir con mi lápiz+semilla. Aquí lo podríamos llamar 'lápiz preñado', aunque suena un poco raro ¿no?


Fuente: www.treehugger.com

viernes, 19 de febrero de 2010

¡Comed mucha fruta!

Imagínate que vas paseando por una tranquila calle de tu ciudad. De repente sientes algo de hambre, levantas la mano y coges una hermosa manzana de un árbol. Un poco más adelante, junto al contenedor de vidrio, te encaprichas de unos melocotones que no tienen mala pinta. Recolectas un par y los metes en la bolsa. Para la cena. ¡Qué gusto!

¿Te parece increíble? Pues no perdamos la esperanza. Un colectivo norteamericano, denominado Fallen Fruit , con el apoyo de Matadero Madrid, pretende devolvernos la esperanza sobre el género humano y su relación con la naturaleza en la gran ciudad. Con el lema 'Una reinvención vegetal de la ciudad', los creadores de esta iniciativa pretenden plantar 60 árboles frutales hoy en el distrito de la Arganzuela.



Este proyecto te invita a imaginar que pasaría si a nuestro alrededor crecieran árboles frutales y no largas extensiones de cemento. El colectivo Fallen Fruit instalará un Campamento Base (hasta el 15 de marzo) que servirá como espacio documental, lugar de reunión, colaboración, trabajo e intercambio. 
Desde el mismo partirán paseos de reconocimiento de fruta urbana, se plantarán árboles en las ubicaciones elegidas y se dibujará un Mapa Público de Fruta que localice tanto los árboles frutales ya existentes como los nuevos.


Fallen Fruit lo componen personas que provienen de muchos ámbitos creativos (fotografía, video, diseño, etc.) y desarrollan actividades relacionadas con la recuperación de espacios en desuso mediante jardines, huertos urbanos... su objetivo final es, según ellos mismos dicen, 'crear comunidad'.

Eduardo R., mi asesor en temas rurales, me dice que estos frutales en Madrid tienen un futuro algo oscuro. Teniendo en cuenta la voracidad de las diferentes especies de aves que abundan por la ciudad y la descontrolada pasión de sus habitantes por todo lo gratuito... estoy casi seguro de que las frutas no llegarán a madurar del todo. Tiempo al tiempo.

De cualquier forma, quizá sea un proyecto algo raro y muy utópico, pero son realmente este tipo de iniciativas las que merecen mi atención y mi aplauso. ¡¡Me voy corriendo a la Arganzuela!!


Fuentes: El PaísMatadero Madrid

lunes, 15 de febrero de 2010

Un jardín surrealista en la selva mejicana

¿A quién se le puede ocurrir plantar un jardín en medio de la selva? 


Sólo a un aristócrata escocés llamado Edward Frank Willis James. Este excéntrico y millonario personaje conoció a Dalí y Buñuel, entre otros artistas de la época, y fue el principal patrocinador del pabellón surrealista de la Feria Mundial de 1939 en Nueva York. 



Según me ha contado Ixel Rion, una alumna mejicana del curso que imparto en el I-Art, James 'fue mecenas de Dalí y Magritte entre otros y no se sabe muy bien como ni por qué terminó sus días en Xilitla, construyendo y diseñando este jardín que nunca pudo ver terminado.'



Xilitla es un municipio del estado de San Luis Potosí, en la región de Huasteca (México). Sus frondosas montañas semi-tropicales han protegido a unos 50.000 indígenas náhuatl y téenek y sus costumbres ancestrales.


A finales de los años cuarenta James, dedicado hasta entonces a la poesía y destacado promotor del surrealismo, se trasladó a esta zona con el proyecto de crear un "Jardín del Edén". Comenzó a diseñar esta locura, denominada 'Las Pozas' (también es conocida como la 'Casa del inglés'), con ayuda de su amigo y colaborador Plutarco Gastelum y un gran número de artesanos locales. En un periodo de 20 años se construyeron más de 30 estructuras. De esta forma, creando un jardín surrealista, pudo por fin realizarse como artista.



James no tenía un proyecto demasiado definido y éste fue variando a lo largo de los años. En consecuencia, murió sin verlo terminado Pero... ¿pretendía realmente James finalizar su OBRA?


La selva invade ahora el jardín que quiso invadir un trocito de selva. 


Quizá lo más hermoso sea esto mismo: la obra inacabada, el proceso creativo, la locura de un excéntrico poeta que proyectó la fusión de elementos arquitectónicos imposibles con una vegetación exuberante en continuo ciclo de transformación.

Como curiosidadEdward Frank Willis James aparece en varias obras de pintores surrealistas, entre ellas 'La Reproduction Interdite' de René Magritte (uno de mis artistas favoritos).


Fuente: Wikipedia
Colaboradora: Ixel Rion.
Fotografías: Ixel Rion.

domingo, 7 de febrero de 2010

Selváticas terrazas

De vez en cuando, cuando caminas por la ciudad, es interesante mirar hacia arriba. Además de contemplar las aves migratorias, te puedes encontrar jardines como éste:


Lo primero que piensas es que la pobre terraza está aguantando más peso del razonable... y cambias de acera por si acaso. Luego, mientras te alejas algo perplejo, piensas en las personas que habitan la vivienda que se esconde detrás de todo es despliegue vegetal y las 'oscuras' razones que tendrán para dedicar tantos esfuerzos al cuidado a sus queridas macetas.

Pero no da tiempo a cavilar demasiado: a pocos metros acecha otro mini-jardín que se descuelga silencioso. Esta vez se presenta con un diseño diferente, multicolor y reivindicativo: 'queremos un barrio mejor'. Totalmente de acuerdo.


Retorno a mis hondos pensamientos y llego a la conclusión de que puede haber dos motivos para sobrecargar estas añejas terrazas: no querer ver lo que se representa al otro lado de la calle... y que no le vean a uno mismo.

Lo primero me parece razonable. Generalmente las vistas que tienen los pisos no demasiado elevados -y en calles estrechas- son anodinas (excepto los situados frente a escuelas de danza). Construir una pared vegetal en el exterior de nuestra casa que nos traslade a la selva amazónica puede llegar a ser muy gratificante, aunque conseguirlo no es fácil con el clima tan extremo que aquí tenemos. Echamos de menos un contacto más directo con la naturaleza, y el jardín casero nos permite conectarnos de alguna forma con ella.

Lo segundo puedo entenderlo si te dedicas a la cría ilegal de serpientes de cascabel, pero no lo comparto. Me identifico totalmente con los habitantes de una ciudad como Amsterdam, con sus ventanas sin una sola cortina. 




Paseando por las calles del viejo Madrid me doy cuenta del gran numero de selvas que se extienden por las aberturas de nuestras viviendas. Las hay de todos los tipos y tamaños: minimalistas, floridas, con molinillos, festivas, desérticas, barrocas...
... y también surrealistas, como la que hoy me ha dejado con la boca abierta:




¿No querrán ver? ¿No querrán ser vistos? En fin... ¡¡Qué jardín más raro!!

lunes, 1 de febrero de 2010

Un ex-jardín en un ex-matadero

Ayer hice un esfuerzo extra y, siendo domingo, me levanté antes de lo que suele ser habitual. La razón: asistir a mi primer taller de jardinería. A través del boletín electrónico de Intermediae me enteré de que existía un jardín urbano en el antiguo matadero de Madrid llamado Avant Garden, ideado por Atelier Lebalto

'Avant Garden es una rosaleda de carácter salvaje, un jardín compartido por visitantes, creadores, paseantes... un lugar de convivencia e intercambio, un lugar de aprendizaje, disfrute y reposo. Los talleres en general están enfocados a indagar y profundizar en el concepto y la filosofía sobre la que atelier lebalto diseñó el jardín. Los próximos cuidados en concreto estarán orientados a recuperar y revitalizar el jardín tras las obras de rehabilitación de la fachada. Se replantarán especies, se removerá tierra y se volverá a dar forma al jardín.'


'Los talleres son abiertos a todos los públicos. Para participar acércate al Terrario de Intermediæ en Matadero Madrid, diez minutos antes de las 12.00 h., donde podrás inscribirte y recibir las herramientas necesarias para el taller. Plazas limitadas.'


Mis primeras impresiones son bastantes positivas. Juan Manuel Rubiales, 'botánico y entusiasta del paisajismo y la jardinería' nos hizo un resumen de la pequeña historia de este curioso jardín. Recientemente ha sufrido la reforma de una de las fachadas del Matadero y ha quedado bastante afectado. Nuestro trabajo ha consistido en mejorar la calidad de la tierra de los implantes, añadiendo arena y mantillo para hacerla más porosa y rica en minerales. El objetivo: conseguir transformar un ex-jardín en un jardín raro.

Me he divertido bastante y pienso repetir... aunque me queda pendiente lo de 'profundizar en el concepto y la filosofía sobre la que atelier lebalto diseñó el jardín' (realmente es lo que más me interesa de este taller).