domingo, 29 de agosto de 2010

Pequeños paraísos en el (maravilloso) infierno (2)

Continúo con la incursión en los raros jardines peruanos.

El Parque del Olivar, fundado con el conde de San Isidro, está situado en el corazón del barrio del mismo nombre. Sus 23 hectáreas de extensión lo convierten en un oasis de tranquilidad en la muy desenfrenada Lima. Acostumbrado a ver olivos en los soleados campos andaluces, se hace bastante raro contemplarlos sobre una fina alfombra de césped (cuidada con enfermiza delicadeza) y bajo un cielo permanentemente lechoso. Se diría que forman parte de un extraño sueño.
Estos jardines fueron creados durante la Colonia y muchos de sus olivos tienen más de cuatro siglos de vida. A su alrededor se construyeron impresionantes residencias. Algunas aún se resisten a los embates del desarrollo urbanístico, que en estos días se acelera en Perú. También se pueden avistar diferentes especies de aves.
'El pasatiempo de observar aves aun no es muy común en Lima aunque el Perú es el país con la segunda mayor diversidad de aves en el mundo. En el parque el Olivar de San Isidro se pueden observar fácilmente más de 15 especies de aves. Las aves más comunes son las palomas: la Tórtola Orejuda, la Cuculí con distintivo canto mañanero que le da su nombre y la Tortolita con su pico amarillo. Entre los más coloridos está el Turtupilín con su pecho rojo encendido y siempre haciéndose notar al posarse en los lugares más visibles. Otros de colores son el Botón de Oro color amarillo encendido y la Tángara Azuleja de color celeste. Buscando con paciencia en los árboles veremos a la despeinada y nerviosa Mosqueta Silbadora. Comunes en los muros y tejados pero no por eso menos divertidos de observar son los Gorriones Americanos y los Gorriones Europeos.'


En el Parque del Reducto encuentro una estación de tren, una locomotora y un par de vagones que descansan sobre unos metros de vía que ya no llevan a ninguna parte. Me dicen que nunca pasó un tren por aquí. Qué extraño.
'El Parque Reducto n.º 02 es un parque ubicado en el distrito de Miraflores en la ciudad de Lima, capital del Perú. Se encuentra en la intersección de las avenidas Benavides y Paseo de la República. Este parque se ubica en el mismo lugar donde se encontraba el segundo de los cinco reductos que defendieron la ciudad de Lima ante la invasión chilena durante la Guerra del Pacífico y que participaron en la Batalla de Miraflores el 15 de enero de 1881. Es considerado un Santuario Histórico por la Municipalidad Distrital de Miraflores y fue declarado como Monumento Nacional. Actualmente cuenta con un museo de sitio así como una locomotora que antiguamente realizaba el recorrido férreo entre Lima y Chorrillos. En este parque, la Municipalidad Distrital de Miraflores realiza el izamiento dominical de la Bandera del Perú así como ceremonias de matrimonio civil.'
La razón principal de la visita a este parque es conocer la Bioferia, un mercadillo que abre todos los sábados y que ofrece una gran variedad de productos naturales, en su mayoría alimentos vegetarianos. Así mismo, se realizan actividades para niños.

Cerca de la playa, junto al Larcomar (uno de los centros comerciales más conocidos de esta ciudad), aparecen ante mi pasmada vista unos monstruosos amantes en posición bastante cariñosa. Forman parte del Parque del Amor. Se trata de uno de los jardines más visitados por locales y turistas. Un banco corrido es el protagonista secundario y, como podrás comprobar porla fotografía, parece que el artista se inspiró en los diseños de Gaudí para el parque Güell de Barcelona. En este se han escrito infinidad de textos que poetas y escritores dedicaron al amor.
Aunque desde este jardín se disfrutan unas hermosas vistas del Pacífico, preferimos alejarnos de inmediato para no quedar aplastados por este excesivo y realmente raro derroche amoroso. Seguro que aparecen nuevas sorpresas en este maravilloso infierno limeño.

Fuentes: Perú Contact y Wikipedia

domingo, 22 de agosto de 2010

Pequeños paraísos en el infierno (I)

Estoy en Lima, capital de Perú. La primera vez que puse el pie en esta ciudad (hace más de 6 años) pensé que había ocurrido un desastre. Miles de bocinas y sirenas me rodearon nada más dejar el aeropuerto. Un caos absoluto, pero cotidiano, me dio la bienvenida a esta enorme ciudad de contrastes extremos. Me explicaron que era normal que los coches se avisaran constantemente de un peligro inminente. El riesgo siempre acecha, pero pocas veces se transforma en algo de cierta gravedad.

Un paseo por las calles de Lima es una experiencia agotadora. Millones de reclamos invaden el recorrido... y cruzar una calle es todo un reto. Los pasos de cebra son meramente decorativos y a los escasos semáforos se les debe de hacer un caso relativo. El peatón es constantemente humillado por el automovilista, que en esta ciudad es el absoluto dominador. Desde el ejecutivo en su descomunal 4x4, hasta el taxista que conduce un 'Tico' amarillo (casi inapreciable), todos ellos están en constante lucha por ser el primero. El limeño, cálido y tranquilo, se transforma en agresivo luchador cuando sube a su auto. En definitiva, tienes que correr cada pocos metros para no llevarte un buen susto. Por si fuera poco, los taxistas te avisan de que están disponibles si te ven caminar despreocupadamente, algo poco habitual en esta enorme urbe.
En mi condición de peatón recalcitrante, este panorama es desalentador... y por lo que veo, poco ha mejorado en 6 años. Dentro de unos días se celebrarán elecciones a la alcaldía de la ciudad y el principal debate se centra en 'la inseguridad y el caos del tranporte'. Todos los aspirantes coinciden en 'mejorar la calidad de vida de los limeños con un sistema de transporte masivo'. Las denominadas 'combis' (pequeños autobuses privados que recorren diferentes y coincidentes rutas) son el principal problema del tráfico, junto con los ya mencionados taxis.
Sin embargo, en los márgenes de este contaminado 'infierno' circulatorio, he descubierto un paisaje que puede pasar desapercibido. Es necesario abstraerse del tráfico y dirigir nuestra mirada a los pequeños paraísos verdes que emergen cada pocos pasos, tanto a ras del suelo como en las terrazas y azoteas.
Es curioso, pero me acabo de dar cuenta de que mi residencia temporal en Lima está ubicada en el barrio de Miraflores. Mira flores! Pues si. Hermosos mini-jardines con arbustos, árboles, plantas y flores de vivos colores aparecen por todas partes.
Cualquier espacio en la acera es bueno para crear un pequeño jardín que, en la mayoría de los casos, está perfectamente cuidado. Es un contraste muy raro. Supongo que los limeños necesitan de sus jardines como terapia de choque frente a un entorno tan duro. 

Escribo en el patio interior de la casa dónde me alojo (por supuesto, tiene jardín). No hay viento, ni lluvia, ni ruido. Sólo el lejano eco del tráfico limeño y una niña que canta con una voz muy dulce las letras de la serie americana de moda.

lunes, 9 de agosto de 2010

Mini-jardín flotante II

Otro jardín flotante que he encontrado se parece bastante al de la entrada anterior, pero tiene algo más de glamour. El proyecto “Local River” está desarrollado por  Mathieu Lehanneur y Anthony van den Bossche. Ambos pertenecen a 'un grupo de aventureros culinarios que comen los alimentos producidos en un radio de 100 millas (160 km) alrededor de su ciudad'. Su objetivo es reducir el impacto sobre el medio ambiente que conlleva el transporte de productos alimenticios, asegurando su trazabilidad.

Han desarrollado unos acuarios en los que sus habitantes (truchas, anguilas, carpas, etc...), viven en simbiosis con mini-jardines o mini-huertos. Las plantas extraen los nutrientes de las deyecciones ricas en nitratos de los peces. De este modo actúan como un filtro natural que purifica el agua y mantiene un equilibrio vital para el eco-sistema.
En este escenario, los peces y las plantas conviven durante un corto tiempo en un ecosistema controlado, antes de ser comidos por sus propietarios…

De una lechuga quizá no me encariñe demasiado, ¿pero que me dices de una entrañable trucha que he visto crecer desde su más tierna infancia? No se si podría meterla en el horno.



lunes, 2 de agosto de 2010

Mini-jardín flotante

Benjamin Graindorge y Duende Studio han desarrollado una mini-jardín que flota sobre un acuario y que contiene un sistema natural de limpieza del agua. Se trata de una solución innovadora que soluciona el mantenimiento diario mediante la filtración del líquido a través de una capa de arena que se encuentra por encima del acuario.



"La pecera es un microcosmos que refleja las preocupaciones humanas: en el espacio finito de su arquitectura la cuestión principal que condiciona el bienestar de sus habitantes es la gestión de residuos."

Curioso ¿no?

Fuente: Mocoloco