domingo, 18 de abril de 2010

El jardín de las delicias es muy raro

Esta semana he vuelto a disfrutar con uno de mis cuadros favoritos: El jardín de las delicias, de El Bosco. Me he acercado al Museo del Prado para ver exclusivamente esta hermosa y enigmática obra. Jamás decepciona.


Se trata de un tríptico que, abierto, muestra el Paraíso (izquierda), el Mundo (centro) y el Infierno (derecha). Así mismo, si se cierra, representa el final del tercer día de la Creación. Se han realizado innumerables interpretaciones y todavía los expertos no se han puesto de acuerdo en su significado (seguramente nunca lo harán).



Esta vez me ha parecido más grande que en otras ocasiones, aunque por desgracia es muy difícil ver con nitidez todos sus infinitos detalles.

'Hacia 1500-1510, óleo sobre tabla, 220 x 389 cm [P2823]. El origen de este tríptico -la obra más afamada y singular de cuantas realizó El Bosco- se vincula definitivamente a la Casa de Nassau -propietaria de un castillo en Breda, no lejos de Hertogenbosch- (...)Feli pe II lo adquirió en su almoneda y en 1593 lo destinó al monasterio de El Escorial, registrándose en su libro de entregas como «una pintura de la variedad del Mundo, que llaman del Madroño». Permaneció en El Escorial hasta la Guerra Civil y en 1939 ingresó en el Museo del Prado como depósito de Patrimonio Nacional.(...) No hay duda de que en esta tabla El Bosco representa al mundo entregado al pecado y muestra a hombres y mujeres desnudos, manteniendo relaciones -algunas contra natura- con una fuerte carga erótica o sexual alusiva al tema dominante en esta obra, el pecado de la lujuria, aunque no sea el único. (...) El tríptico de El jardín de las delicias es una obra de carácter moralizador -no exenta de pesimismo- en la que El Bosco insiste en lo efímero de los placeres pecaminosos representados en la tabla central. El pecado es el único punto de unión entre las tres tablas. Desde su aparición en el Paraíso con la serpiente y con Eva -que asume la culpa principal de la expulsión del Paraíso, propia de la misoginia medieval-, el pecado está presente en el mundo -pese a que se muestre como un Paraíso terreno engañoso a los sentidos- y tiene su castigo en el Infierno.'

Un cordón situado a cierta distancia de la obra impide a los curiosos como yo acercarnos más de lo debido, aunque siempre encuentro algún nuevo elemento en el que no había reparado antes. Por ejemplo, el monstruo que devora hombres glotones y codiciosos y los expulsa por el culo (situado en el infierno, como no podría ser de otra forma).


Como podrás imaginar, lo que más me gusta de esta obra moralizante son sus jardines. Unos jardines muy extraños que se convierten en el escenario de los vicios y virtudes que rodean al ser humano. Jardines llenos de vida: animales de todas las razas posibles (y no posibles) estanques, ríos y lagos... También encontramos esculturas y fuentes por todas partes. Sus increíbles formas serán posteriormente re-interpretadas por los surrealistas de principios del siglo XX.



En el paraíso se encuentran Adán y Eva. De momento viven alejados de todo pecado, en mitad de un maravilloso edén cuajado de una vegetación exuberante. No recuerdo haber visto unas plantas tan delicadamente pintadas como las de esta obra.

'Junto al primer hombre y la primera mujer aparece el Árbol del bien y del mal (una palmera) ya que alrededor de él se enrolla la serpiente tentadora y el Árbol de la vida (un exótico drago). Dado que en el siguiente panel se representa un mundo lujurioso, se ha interpretado esta tabla como el preludio de lo que después acontecerá.'

Es curioso, pero en el infierno casi no se ven plantas o árboles. Lo que si se aprecia con claridad es el horror que sienten unos minúsculos hombres que corren desesperados entre las llamas de los incendios que protagonizan esta dantesca escena.


Me gustaría acercarme mucho más para apreciar todas y cada una de las minúsculas pinceladas de El Bosco, pero al cabo de unos minutos mis ojos comienzan a dar síntomas de agotamiento. Decido retirarme y, ya en casa, seguir con el análisis de ciertos detalles que no he podido ver con la suficiente claridad. Para esto cuento con una novedosa herramienta: el gigapixel.

Desde hace varios años colaboro en diferentes proyectos con Madpixel, una empresa española realmente innovadora. Ellos han desarrollado con Google una visita virtual al Museo del Prado que incluye el acceso a varias obras maestras, usando esta tecnología.


'Regocijarse frente a un Velázquez o un Rembrandt en un entorno como el Museo del Prado es algo único. Pero ahora, con la tecnología de Google Earth, podrás ir más allá y disfrutar de una experiencia diferente navegando por reproducciones de las obras maestras del Prado y viendo con todo detalle los trazos y pinceladas del autor o el craquelado del barniz. Las imágenes de estas obras tienen cerca de 14.000 millones de píxeles, un nivel de detalle 1.400 veces mayor que el que obtendríamos con una cámara digital de 10 megapíxeles. Además, en Google Earth, podrás ver una espectacular reproducción en 3D del museo con su ampliación.'

Aunque se echa de menos algún contenido multimedia que ayude a comprender y contextualizar las obras digitalizadas, el resultado es realmente sorprendente. En mi caso, he podido ver detalles de El jardín de las delicias que hubieran sido imposibles de apreciar delante de la obra original (los detalles de la obra que acompañan esta entrada están directamente capturadas de la visita virtual). 

Algunos datos del trabajo realizado:
Fotos totales: 1653
Dimensiones (px): 156.547x89.116
Número de fotos pirámide: 285.152
Tamaño (KB): 76.824.648

Te aconsejo que accedas a la visita virtual y disfrutes con las obras que se han incluido en esta interesante iniciativa, que seguro tendrá continuidad en un futuro.

Lo puedes hacer a través de Google Maps y Google Earth.

Fuentes:
Pilar Silva Maroto / Museo del Prado
Google
Madpixel (gigapixelfactory)
Wikipedia

3 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este post y es cierto, los jardines son increibles!!!

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  2. En pláticas con algunos amigos pintores, siempre les decía que la mejor manera de comprender a fondo a un pintor, es pintando algo de él.
    Pues me puse a pintar un fragmento del maravilloso Jardín de las Delicias. (la parte baja del panel del infierno, al que llaman el infierno musical) Me tardé 3 meses y lo considero la aventura más emocionante que he experimentado.
    Y me apoyé en la tecnología de Google Earth para ver los detalles con claridad, y reproducirlos fielmente. He notado que las personas que lo han visto, (incluso mis amigos pintores) se han impresionado mucho y ahora me tratan con más respeto que antes.
    Humberto Vallejo
    humvalguz@gmail.com
    humbertovallejo.blogspot.com

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