lunes, 22 de marzo de 2010

Concha de Fazahalí: un lugar mágico entre fósiles marinos

Hoy nuestra amiga Cristina nos ha llevado a conocer la Concha de Fazahalí, la casa rural más increíble que he visto en mi vida. Está situada en el paraje denominado Campico de Fazahalí, próximo a la barriada de la Cueva del Pájaro, en el término municipal de Carboneras (Almería). Sus dueños nos recibieron mientras realizaban las labores de mantenimiento, de cara a la próximas vacaciones de Semana Santa.


Como puedes observar en la foto, el diseño de la casa es muy especial. A lo lejos llama bastante la atención. No se parece a nada de lo que hayas podido ver antes por este rincón apartado del mundanal ruido. Nos explicaron que el arquitecto, Luis Santos Morueco, se inspiró en una de las conchas fosilizadas que se pueden encontrar en el entorno (fue construida en 1993). Todo la zona, hace millones de años, estuvo cubierta por el mar.


'Salpicado de innumerables formas cónicas, que se corresponden con antiguos volcanes, resplandece el verde de pequeños oasis que desembocan en el azul del mar Mediterráneo.'

Al acercarnos a la entrada nos atrapa un agradable olor a jazmín. Pero las sorpresas no se terminan en el exterior. Cuando uno se adentra en la casa no puede dejar de asombrarse con cada una de los espacios que se va encontrando. Escasos ángulos rectos se perciben. Las formas orgánicas, inspiradas en la Naturaleza, son las auténticas protagonistas. Los detalles están cuidados al máximo y... sorpresa, nos encontramos con un extraño jardín vertical. Varias plantas que descansan sobre un suelo de pavés dejan caer sus ramas a través de unas aberturas dispuestas especialmente para ello.


El resultado es sorprendente. En la zona inferior nos encontramos con dichas ramas que se descuelgan y buscan la luz de una ventana cercana. Percibo la extraña sensación de que se van a empezar a mover de un momento a otro, como los finos tentáculos de un ser extraterrestre.

Llegamos a la cocina, la estancia preferida de Cristina. Es cálida y acogedora. La piedra sobre la que se asienta parte de la casa asoma en uno de los rincones. Aquí se sirven los deliciosos desayunos que preparan  para sus huéspedes los propios dueños de la casa.


No se escucha ni un sólo ruido. La casa está rodeada de unas pocas construcciones, la mayoría deshabitadas casi todo el año. También se ven varias ruinas, despojos de épocas más prósperas (en esta zona se abrieron multitud de minas a principios del siglo XX).

La luz multicolor, procedente de varias vidrieras, lo envuelve todo. Es una casa mágica. Tiene una atmófera similar a la que podríamos encontrar en un lugar de culto religioso, que invita al recojimiento y a la contemplación.


Volvemos al exterior y nos encontramos con un paisaje casi cegador, que en esta época del año (y con lo que ha llovido por aquí, que es muchísimo), podría pasar por una estampa impresionista. Algarrobos, olivos, hortalizas y frutales de todo tipo, arbustos de un verde vivo y flores de infinidad de colores y cubren el valle que rodea la casa.

Un vergel en una de las regiones más secas de Europa. Un oasis de color y olor en mitad del desierto de Almería ¿no es muy raro?

Os aseguro que merece la pena conocerlo y disfrutarlo.


Más información en la web de la casa rural

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