domingo, 7 de febrero de 2010

Selváticas terrazas

De vez en cuando, cuando caminas por la ciudad, es interesante mirar hacia arriba. Además de contemplar las aves migratorias, te puedes encontrar jardines como éste:


Lo primero que piensas es que la pobre terraza está aguantando más peso del razonable... y cambias de acera por si acaso. Luego, mientras te alejas algo perplejo, piensas en las personas que habitan la vivienda que se esconde detrás de todo es despliegue vegetal y las 'oscuras' razones que tendrán para dedicar tantos esfuerzos al cuidado a sus queridas macetas.

Pero no da tiempo a cavilar demasiado: a pocos metros acecha otro mini-jardín que se descuelga silencioso. Esta vez se presenta con un diseño diferente, multicolor y reivindicativo: 'queremos un barrio mejor'. Totalmente de acuerdo.


Retorno a mis hondos pensamientos y llego a la conclusión de que puede haber dos motivos para sobrecargar estas añejas terrazas: no querer ver lo que se representa al otro lado de la calle... y que no le vean a uno mismo.

Lo primero me parece razonable. Generalmente las vistas que tienen los pisos no demasiado elevados -y en calles estrechas- son anodinas (excepto los situados frente a escuelas de danza). Construir una pared vegetal en el exterior de nuestra casa que nos traslade a la selva amazónica puede llegar a ser muy gratificante, aunque conseguirlo no es fácil con el clima tan extremo que aquí tenemos. Echamos de menos un contacto más directo con la naturaleza, y el jardín casero nos permite conectarnos de alguna forma con ella.

Lo segundo puedo entenderlo si te dedicas a la cría ilegal de serpientes de cascabel, pero no lo comparto. Me identifico totalmente con los habitantes de una ciudad como Amsterdam, con sus ventanas sin una sola cortina. 




Paseando por las calles del viejo Madrid me doy cuenta del gran numero de selvas que se extienden por las aberturas de nuestras viviendas. Las hay de todos los tipos y tamaños: minimalistas, floridas, con molinillos, festivas, desérticas, barrocas...
... y también surrealistas, como la que hoy me ha dejado con la boca abierta:




¿No querrán ver? ¿No querrán ser vistos? En fin... ¡¡Qué jardín más raro!!

6 comentarios:

  1. La última imagen es tremenda!!!
    A mí me parece que también hay algo de dejar ver los gustos de los propietarios más allá de las paredes de sus casas. Si tienes terraza lo puedes exteriorizar fácilmente. Creo que es difícil resistirse ;)

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  2. Tienes razón. Respecto a los gustos de los propietarios de la última terraza, podríamos decir que son altamente eclécticos!

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  3. No puedo evitar recordar la terraza de la casa de mi madre cuando era niño, llena de geranios siempre en flor... o al menos en mi recuerdo siempre están en flor.
    Hasta que llegó la maldita mariposa negra que acababa con los geranios un año tras otro y finalmente con la paciencia de mi madre.

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  4. Vaya con la mariposa negra, Félix. Y mira que las madres tienen paciencia!!

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  5. Creo que las ventanas actuan como ojos al exterior y como reflejo del alma de los habitantes de las casas....y el alma del del responsable de la última ventana esta un poco perturbada.....!¡

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  6. Pues si, Ixel. No tiene precisamente una mirada limpia!! ;-)

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